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CRUCE DE ENERGÍAS HETEROSEXUAL EN LAS RELACIONES HOMOSEXUALES

EL CRUCE DE ENERGÍAS HETEROSEXUAL EN LAS RELACIONES HOMOSEXUALES

A nivel físico, todos producimos hormonas masculinas, testosterona, y hormonas femeninas, estrógeno. Lo que puede variar es la cantidad: los hombres y personas viriles producen más testosterona y las mujeres y personas afeminadas producen más estrógeno, pero todos tenemos las mismas hormonas sexuales.


Exactamente igual sucede a nivel astral-mental: aunque se tenga más acentuado el aspecto masculino, ahí seguirá estando el principio femenino, en un segundo plano, más débil, pero ahí estará. Y viceversa.


Aunque se tenga acentuado el principio femenino, el principio masculino estará ahí menos visible, menos pronunciado, pero estará ahí. Es imposible que el principio opuesto no esté ahí, ya que ninguno de los dos principios podría funcionar sin el otro.


Cuando decimos que en las relaciones homosexuales la energía astral-mental se nutre de la esencia física-etérica, no dijimos que se nutre de la energía física-etérica ya que tal cosa sería imposible. Las diferentes materias tienen diferentes densidades y por lo tanto no se pueden nutrir la una de la otra. Las fusiones son posibles solamente dentro de un mismo plano.



Mientras en las relaciones heterosexuales las partes fuertes de los cuerpos astral y mental se atraen mutuamente y además esas partes fuertes se corresponden con los cuerpos físicos, en las relaciones heterosexuales la parte fuerte de los cuerpos astral y mental es atraída por la parte débil de los cuerpos astral y mental de la pareja y es esa parte débil la que se corresponde con el cuerpo físico. Mientras en las relaciones heterosexuales el cuerpo físico se usa como vehículo para conectar con la parte acentuada del astral-mental de la pareja, en las relaciones homosexuales el cuerpo físico se usa para conectar con la parte menos acentuada del astral-mental de la pareja.


Para entender esto mejor, vamos a poner primero un ejemplo heterosexual: un hombre heterosexual ve un cuerpo atractivo, un cuerpo de una mujer también heterosexual. Ese hombre sentirá el deseo de fusionar su cuerpo físico con el cuerpo de esa mujer que le atrae.


Lo que pasará durante esa fusión será que, usando ese cuerpo femenino como vehículo, el hombre conectará su cuerpo mental-astral con el de la mujer (astral-mental) y a consecuencia de esa fusión el hombre se sentirá “completo”, realizado, ya que sin esas fusiones, a nivel físico, la gente se siente incompleta, siente que le falta su otra mitad y lo mismo le pasará a la mujer.


LA ATRACCIÓN SEXUAL NO VIENE DE LO FÍSICO, SINO DEL DESEO DE FUSIONAR LOS CUERPOS ASTRAL-MENTAL.

La atracción sexual no es, ni muchísimo menos, cuestión de cuerpos físicos NUNCA. Lo físico-etérico no puede funcionar independientemente de lo astral-mental. La atracción “física” en realidad no es “física”.

La atracción física es el reflejo de la atracción astral-mental. No hay que confundir “el atractivo físico” (el poder de atracción) que es el reflejo del astral-mental con “el encajar en los cánones de belleza”. Si a una persona la juzgamos desde la mente comparándola con el canon de belleza que nosotros tenemos en la mente, nos puede parecer “atractiva” si encaja bien en el perfil, pero esa “atracción” es inservible, no es real, ya que viene solamente de la mente y no hace sentir nada. La verdadera atracción tiene que implicar el cuerpo astral también. Cuando la gente dice: “Es guap@, pero no hay química”, en realidad están diciendo: “Encaja en el canon de belleza que yo tengo en mi mente, pero a nivel astral no hay nada que podamos intercambiar”. La atracción sexual y la posterior fusión de cuerpos físicos, empieza y termina en el plano astral-mental.


Todo lo que sucede aquí en la Tierra, en el plano de la negatividad, en realidad sucede en un cuadrado formado por lo físico, etérico, astral y mental. La negatividad es una habitación formada por esas cuatro paredes (en la pared de la mente está la puerta de salida). Una habitación no puede existir sin una de sus cuatro paredes. Por otro lado, todo lo que sucede en la negatividad, y el sexo sucede en la negatividad, viene de la positividad, desde arriba. Dentro de este “cuadrado negativo”, arriba están astral y mental y abajo físico y etérico. Todo viene de arriba y una vez realizado, vuelve a la positividad por arriba, por el mismo sitio por el que ha entrado.

La atracción sexual SIEMPRE viene de los planos astral y mental.

Vamos a analizar un ejemplo de atracción homosexual: un hombre que se siente gay, con su aspecto femenino mucho más pronunciado en los cuerpos astral y mental, ve un cuerpo atractivo de un hombre también gay. Sentirá el deseo de fusionar su cuerpo físico con el del hombre que le atrae. Al fusionar los cuerpos físicos, durante el sexo, este hombre usará el cuerpo físico de su pareja como vehículo para conectar su pronunciado aspecto femenino del astral-mental con la parte masculina no pronunciada del astral-mental de su pareja.

Como vemos, incluso las relaciones sexuales físicas entre homosexuales en realidad son heterosexuales.

En el caso de las mujeres que se sienten lesbianas pasará exactamente lo contrario: una mujer lesbiana, con su aspecto masculino del astral-mental mucho más pronunciado, se sentirá atraída por otra mujer, en este ejemplo diremos que es lesbiana también, porque si no lo fuera, si fuera bisexual o heterosexual, la cosa se complicaría aún más. Esta mujer sentirá el deseo de fusionar su cuerpo físico con la mujer que la atrae. Durante el sexo, usará el cuerpo de la pareja para a través de él poder fusionar su astral-mental (masculino) con la parte más débil del astral-mental de la pareja que es femenino.




Dijimos que la postura perfecta, la postura básica en las relaciones heterosexuales es “la postura del misionero”. Esta postura sirve para entender el funcionamiento, primero del sexo, y luego del Universo. Partiendo de esta postura, se puede hacer cualquier cosa y todas ellas en realidad serán variaciones de “la postura del misionero”.

Por ejemplo, si invertimos la postura del misionero y la mujer se coloca arriba, ella estará activando la parte masculina de su ser y él su parte femenina. Las variaciones son infinitas.

Una relación placentera es aquella en la que los dos miembros de la pareja juegan con sus dos aspectos de funcionamiento, femenino y masculino, por igual.

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Una relación sexual de calidad es aquella en la que la pareja no deja de intercambiar papeles: primero el hombre hace de hombre y la mujer de mujer y luego cambian, él hace de mujer y ella de hombre, y vuelven a cambiar y vuelven a cambiar… de tal manera que continuamente los dos están desarrollando por igual sus dos aspectos de funcionamiento. Si en una relación el hombre siempre hace de hombre, siempre es él el activo, y la mujer siempre hace de mujer, siempre es ella la pasiva, esa relación no puede ser plenamente satisfactoria para nadie y desde luego que no será un “entrenamiento del alma”, un “entrenamiento” de ambos aspectos del ser.



Exactamente de esta manera tendrían que funcionar las relaciones sexuales entre gays también. Un pene es una creación del Gran Arquitecto Cósmico que sirve para rellenar espacios vacíos. Un pene no puede sentir placer si no cumple con su fin para el cual ha sido creado. A falta de vaginas, dentro de una relación gay, están otros dos orificios que pueden hacer de vagina (boca y ano), con la mano se puede hacer una simulación de ese tipo también y si se le echa imaginación, las maneras de simular una vagina pueden ser infinitas. Dependiendo de la estructura del cuerpo astral-mental, o sea, si el aspecto femenino está más desarrollado, los gays pueden sentir más placer haciendo de mujer que haciendo de hombre.


Aunque el aspecto femenino del astral-mental esté muy desarrollado y la persona disfrute mucho haciendo de mujer, la única manera que tiene un gay de disfrutar de su sexualidad, es a través de su pene, ya que no tiene otro órgano sexual. Por lo tanto, al estar dentro de un cuerpo físico masculino, un gay siempre tendrá que activar su lado masculino. En una relación de dos hombres, igual que en una relación heterosexual, un coito de calidad es aquel en el que los miembros de la pareja intercambian los papeles continuamente, ayudándose mutuamente a desarrollar ambos aspectos de sus almas.


Lo mismo se puede decir de las relaciones lésbicas: las dos mujeres por igual tienen que desarrollar ambos aspectos de su ser. Y hablando de las relaciones sexuales lésbicas, aprovecharemos para analizar un poco mejor el funcionamiento de la sexualidad femenina. Una vagina es insensible. Una vagina, ese espacio vacío que sirve para ser llenado, está “muerto”, no siente nada.


El clítoris es el pene femenino. Solamente a través del clítoris una mujer puede experimentar placer sexual y si el clítoris no participa en el juego, el placer será prácticamente imposible. ¿Es posible tener un orgasmo sin la estimulación del clítoris? Sí, igual que es posible tener un orgasmo sin la estimulación del pene, pero eso son casos de orgasmos cósmicos. El clítoris es el pene femenino, pero el Gran Arquitecto Cósmico no lo ha diseñado para rellenar espacios vacíos. Aun así, el clítoris necesita ser envuelto en materia “vacía” (la mano por ejemplo) y necesita tener la sensación de que está entrando y saliendo (la estimulación del clítoris consiste en producir esa sensación, hacer que el clítoris sienta como si estuviera entrando y saliendo de alguna parte). El principio de funcionamiento de un clítoris es exactamente el mismo que el de un pene.


Hagamos lo que hagamos en nuestras relaciones sexuales, siempre estaremos practicando la heterosexualidad en sus diferentes formas.

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