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LA “ILUMINACIÓN” NO EXISTE



Desde que los Occidentales empezaron a absorber la sabiduría oriental, al no tener todavía la capacidad y madurez suficiente para entender las cosas de manera correcta, lo que han hecho es crearse un concepto propio sobre lo que podría ser el camino espiritual y la espiritualidad en sí. Así que en Occidente tenemos el siguiente concepto de lo que es el camino espiritual y la espiritualidad en general: “La “iluminación” es el objetivo final. La “iluminación” es un acontecimiento después del cual uno queda transformado para siempre y su vida se convierte en una fiesta de positividad eterna libre de cualquier negatividad. Con la “iluminación” uno se hace “uno con el Universo”. Después de la “Iluminación” se acaba el círculo vicioso de las encarnaciones. Una vez que alguien se “ilumina” ya no tiene que volver a encarnarse, queda libre para siempre”. Todo esto es cierto, pero no de esa manera que se plantea ahí. Esto dicho así es una síntesis de lo que es el camino espiritual y la espiritualidad en general. Dentro de este planteamiento quedan muchos agujeros que pueden hacer que se llegue a conclusiones erróneas.


En primer lugar, ¿a qué le llamamos “iluminación”? ¿Al primer Gran Orgasmo Cósmico? ¿Al segundo? ¿Al despertar en el plano búdico? O ¿al despertar en la Mónada? O ¿a lo mejor le llamamos “iluminación” a los primeros rayos de luz que uno ve mucho antes del Gran Orgasmo Cósmico? Si yo tuviera que elegir, yo elegiría el primer rayito de luz que uno ve durante su meditación para llamarlo “iluminación” (el “rayo de luz” puede ser literal o metafórico) ya que a partir de ese momento, cuando uno siente por primera vez la positividad, ya nunca más vuelve a ser el mismo. Después de su primer “rayito de luz” uno queda transformado para siempre. ¿Le podríamos llamar “iluminación” al primer Gran Orgasmo Cósmico? Claro que sí, pero entonces tenemos varios problemas para que la cosa nos encaje en el concepto descrito ahí arriba: el primer Gran Orgasmo Cósmico (y el segundo también) sucede UNA VEZ EN LA ETERNIDAD y después del primer Gran Orgasmo Cósmico no se acaban las encarnaciones ni muchísimo menos, como igual no se acaban las penas, las tristezas y el sufrimiento.


Después del primer Gran Orgasmo Cósmico uno puede y tiene que volver a la Tierra todas las veces que quiera y haga falta y en cada una de ellas volverá a sufrir la negatividad igual que antes del Gran Orgasmo Cósmico. Y esa no es la única manera de sufrir la negatividad dentro de la positividad como descubriremos más tarde. Ya dijimos que después del primer Gran Orgasmo Cósmico viene la descomposición del “yo negativo” lo cual puede llegar a ser un proceso muy doloroso. Por lo tanto, no, con el primer Gran Orgasmo Cósmico no se acaba la negatividad. Entonces, si el Gran Orgasmo Cósmico sucede solo una vez en la eternidad, igual en esta vida estáis esperando ansiosamente ese “acontecimiento” y él igual no llegará porque ya lo vivisteis en alguna de las encarnaciones anteriores. Tal vez el ejemplo más claro que hemos tenido aquí en Occidente de alguien que ha pasado del “cuadrado negativo” al cuerpo causal sin el Gran Orgasmo Cósmico es Eckhart Tolle. En una noche en la que estaba agonizando en su negatividad, su Gurú que en su caso ni estaba encarnado ni, como es lógico, estaba físicamente cerca de él, le envolvió con su cuerpo búdico-átmico de tal manera que sintió una separación de su negatividad, como si ya no le perteneciera y como si ya no pudiera participar en ella ni aunque quisiera. Se quedó dormido y al día siguiente despertó y todo había cambiado: su percepción de sí mismo, su percepción del mundo que lo rodea… Su consciencia ya estaba en el cuerpo causal. Después de eso, pasó dos años en estado de pasividad (aspecto femenino) para que el “yo negativo” se desintegrara. Cuando el “yo negativo” se desintegró empezó a escribir y a ejercer como maestro espiritual. Su ejemplo para nosotros en Occidente es valiosísimo. En primer lugar, Eckhart Tolle era una persona normal como cualquiera de nosotros: no era yogui, no era hindú, no era budista, no había viajado a países exóticos explorando su espiritualidad… Era una persona normal y corriente, profundamente deprimida y angustiada como todo el mundo en Occidente. Era una persona completamente normal que un día estaba agonizando en su negatividad y al día siguiente estaba en su cuerpo causal aislado de la negatividad. En su caso, no hubo ningún acontecimiento de gozo extremo, ninguna “explosión de mil soles”, ninguna “iluminación”. Y no la hubo porque él ya la había vivido en alguna de sus encarnaciones anteriores.


¿Podría ser la “iluminación” el despertar en el plano búdico? Podría, pero el despertar en el plano búdico no es ningún acontecimiento. Es más, hay gente que despierta en el plano búdico sin darse cuenta. Hay almas que después de mucho tiempo se enteran de que están en el plano búdico. El motivo para eso es que el despertar en el plano búdico depende de la eliminación del “yo negativo” la cual es paulatina. El “yo negativo” se va desintegrando poco a poco y con cada pedazo de “yo negativo” que desaparece, aparece la consciencia búdica. Por lo tanto, si la “iluminación” es el despertar en el plano búdico, no se trata de ningún acontecimiento, sino que es más bien como hacerse adulto: uno no se hace adulto en un momento preciso, sino que se trata de un proceso que se lleva a cabo sin uno darse cuenta. El primer Gran Orgasmo Cósmico y la consecuente gestación en el cuerpo causal (la matriz espiritual) sucede solo una vez en la eternidad, en todas las encarnaciones posteriores el alma va pasando de un plano a otro casi sin darse cuenta, igual que un niño llega de la infancia a la vejez sin poder decir en qué momento exacto terminó cada una de las fases y empezó la siguiente.


Ninguna de estas “iluminaciones” puede ser el objetivo final, porque detrás de este maravilloso juego llamado “crecimiento espiritual” nunca acaba. Por lo tanto, LOS OBJETIVOS FINALES ESPIRITUALES NO EXISTEN. La “iluminación” no puede ser el objetivo final, porque los objetivos finales no existen. No importa cuán lejos lleguemos, siempre habrá más camino por recorrer. El círculo vicioso de las encarnaciones desaparecerá con el despertar de la Mónada, pero como ya dijimos: el despertar de la Mónada no es algo personal e individual. En la Mónada se puede despertar en cierto modo y en cierta manera de manera “individual”, pero la Mónada no puede despertar si ahí en su interior no estamos todos. El despertar de la Mónada será la liberación final de la negatividad, pero esa liberación la tendremos que vivir todos juntos. Ninguno de los grandes maestros espirituales de la historia (Jesucristo, Buda etc.) está libre de las encarnaciones, porque la humanidad no está libre de la negatividad. Solo todos juntos en la Mónada haremos que ella despierte y continúe su desarrollo. Ella no podrá despertar si falta alguien de nosotros. Si falta

solo un alma, la Mónada no podrá despertar.



Acuérdate la próxima vez que caigas en la tentación de juzgar de alguien que es “insignificante”. Simplemente piensa: “Sin esta alma “insignificante” en la Mónada, nadie de nosotros podrá despertar en la positividad. Sin esta alma “insignificante” nadie de nosotros puede ser realmente libre. Sin esta alma “insignificante” ni Jesucristo ni Buda ni ninguno de los grandes maestros puede ser realmente libre”. Mientras haya una sola alma sufriendo, todos sufriremos con ella.


Lo de “iluminarse para hacerse uno con el Universo” es una frase hecha muy bonita y muy poética que en estos momentos no nos sirve para nada. Para hacernos “uno con el Universo”, tendremos que llegar primero a la Mónada y desde ahí empezaremos a trabajar para hacernos “uno con el Universo”. Pensar en “ser uno con el Universo” desde la individualidad de un cuerpo físico o un cuerpo causal es totalmente absurdo. Uno no puede pasar de ser un cuerpo físico a ser el Universo. Entre esos dos estados de consciencia hay muchísimas fases intermedias.

Si no sabemos exactamente a qué nos referimos cuando hablamos de la “iluminación”, si la “iluminación” no puede ser un objetivo ya que los objetivos espirituales no existen, si no nos podemos liberar individualmente de la negatividad y del círculo vicioso de las encarnaciones, ¿por qué preocuparnos por la “iluminación”? Si la “iluminación” tal y como se nos está vendiendo (y no en vano estoy usando esa palabra) en Occidente no existe, ¿de qué exactamente nos estamos preocupando? ¿A qué exactamente estamos aspirando? Para aspirar a algo que no existe ¿no sería mejor no aspirar?

Namaste amo ..

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