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LOS CICLOS DE VIDA DEL “VERDADERO” YO

Al cuerpo causal se le llama “causal” porque es la causa de todo lo que pasa no solamente en los niveles inferiores, sino también superiores.



Con la liberación de la negatividad uno se libera de la materia negativa del cuerpo astral y vuelve a lo que algunos llaman “el verdadero yo”, pero como el verdadero yo no existe, cualquier centro en el que esté el sentido del “yo” es verdadero y real. ¿Por qué entonces al cuerpo causal se le llama “el verdadero yo”? Porque el cuerpo causal sería lo que popularmente se le llama “el alma”, esa alma “inmortal” está ahí encarnación tras encarnación.


Los cuatro cuerpos inferiores al causal (físico, etérico, astral y mental) son cuerpos de “usar y tirar”, son cuerpos que se usan para una sola “vida”, una encarnación, y cuando ya dejan de tener utilidad, mueren y se desintegran.


Todas las experiencias vividas a lo largo de todas las encarnaciones se van almacenando en el cuerpo causal. Para poder ascender al siguiente nivel que es el búdico, se necesita una cierta consciencia positiva en el cuerpo causal. Esto es como tener que obtener una nota mínima para pasar al siguiente grado. Se puede pasar con nota mínima o con nota máxima o con nota media, eso ya es cuestión de ambición de cada uno. Las almas menos ambiciosas adquieren la consciencia suficiente para poder ascender al siguiente plano de consciencia y ascienden inmediatamente alejándose el máximo posible de la negatividad terrenal. Pero hay otras almas más ambiciosas que a pesar de tener suficiente consciencia como para poder ascender, se quedan en la negatividad hasta conseguir “la nota máxima”, la máxima luz posible obtenida de la negatividad y almacenada en el cuerpo causal y esas almas suelen bajar una y otra vez a la Tierra para empaparse una y otra vez de esa maravillosa negatividad.


Al cuerpo causal se le llama “causal” porque es la causa de todo lo que pasa no solamente en los niveles inferiores, sino también superiores. Antes de encarnarse, el cuerpo causal sabe perfectamente que es lo que necesita para su desarrollo porque recibe la información desde el plano átmico que es el plano de la voluntad Divina. Con la información recibida, el alma hace “un plan” y con ese “plan” empieza a descender. El cuerpo causal primero baja al plano mental para construir el cuerpo mental según el “plan”. Con el cuerpo mental ya construido, baja al plano astral, para construir el cuerpo astral en base del cuerpo mental ya construido. De ahí se baja al plano etérico para construir el cuerpo etérico y finalmente, desde el plano etérico, usando un “elemental” (más adelante veremos lo que son) se construye el cuerpo físico. Una vez construido el cuerpo físico, el alma, con sus tres cuerpos ya formados (etérico, astral y mental), entra en el cuerpo físico.

Normalmente esto sucede poco antes de nacer el niñ@ aunque puede suceder incluso en algunos casos raros después de que el niño hubiera nacido.


Cuando el cuerpo físico muere, el cuerpo etérico se desintegra rápidamente después del abandono del cuerpo físico. Son raros los casos en los que un humano queda atrapado en el plano etérico. Después de la muerte física y la desintegración etérica, el alma pasa al plano astral. Dependiendo del nivel espiritual de la persona, de lo desarrollado que esté el cuerpo causal, la persona se quedará más o menos tiempo en el plano astral. En el plano astral los cristianos se desenvuelven bastante bien porque lo reconocen como el purgatorio del que se les ha hablado. Y efectivamente: el plano astral después de la muerte física es el purgatorio.


Aquí toca resolver los asuntos emocionales no resueltos en la Tierra. Una vez resuelto todo lo que había que resolver, muere el cuerpo astral y después de él se desintegra el cuerpo mental. Igual que los cuerpos físico y etérico mueren prácticamente juntos (la descomposición del cuerpo etérico depende de la muerte del cuerpo físico; el etérico abandona el físico y al no poder manifestarse más, al no tener utilidad, se desintegra) lo mismo pasa con los cuerpos astral y mental (el mental abandona el astral, lo cual significa la muerte del astral y al dejar de tener utilidad, se desintegra). La descomposición de los cuerpos masculinos (etérico y mental) depende de la muerte de los cuerpos femeninos (físico y astral). Así que, no existe solo una muerte, solo la física, existen dos muertes: la física y la astral.


Para una persona avanzada espiritualmente que no tiene negatividades en el cuerpo astral, las muertes se suceden una detrás de otra, sin hacer parada en el plano astral. Una vez se hayan sucedido las dos muertes, la consciencia vuelve al plano causal, a la Gloria (el plano causal es la Gloría de la que se les habla a los cristianos) y ahí se queda el tiempo necesario para asimilar las experiencias vividas, para descansar en paz. Una vez el alma esté lista para volver a encarnarse y una vez se hayan dado todas las circunstancias para que eso suceda, iniciará su descenso a través de los cuatro planos de consciencia construyendo cuerpos. Nunca nos encarnamos solos, siempre venimos en compañía de otras almas con las que toca trabajar en la Tierra

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